A mediados de la fase vegetativa debes aumentar drásticamente los nutrientes, tanto los abonos de crecimiento como los de enraizante. Estos niveles elevados de nitrógeno ayudan a tus plantas a producir un follaje verde y frondoso, y a desarrollar muchas zonas donde podrán formarse los cogollos en la fase de floración.
Algunas proporciones normales de NPK para esta fase son 5-2-4, 10-5-7 o 15-8-10. Fíjate en las proporciones, no es los números en sí, ya que hay fabricantes que usan cifras más altas o más bajas, dependiendo del sistema que usen para medir.
Falta de nitrógeno :

Si la planta no tiene suficiente nitrógeno notarás que las hojas más viejas ( las grandes de abajo ) empezarán a ponerse amarillas hasta que toda la planta quede color verde desteñido. Esto se debe a que la planta no ha podido producir la clorofila suficiente. Si la falta de nitrógeno continúa, las hojas e incluso algunos tallos adoptarán un tono morado, y luego las hojas se empezarán a marchitar desde las puntas. Como consecuencia de todo esto, las plantas no crecerán ni producirán demasiado.
Exceso de nitrógeno :

Por el contrario, si sobra nitrógeno la planta se tornará frondosa y de un color verde oscuro. Esto, lejos de ser positivo, indica que las hojas y ramas han crecido demasiado en proporción a las raíces. En consecuencia serán demasiado espigadas, débiles, quebradizas y susceptibles a ser atacadas por plagas como los ácaros, además de que tendrán muy poca flor.
Falta de fósforo :
